La Busca de Pio Baroja
Contradictoriamente
a la postura neutral del escritor, la obra despertó en mí sentimientos de
tristeza y desolación ya que el retrato que se hace del Madrid decadente, de
ese que conocen sus habitantes, y eso
solamente si se adentran profundamente, es magistralmente llevado por la pluma
de Baroja, al grado de sentir verdaderamente las penalidades por las que pasan
los personajes de dicha obra.
Manuel
se transforma en los ojos, tanto del narrador como del lector, a través de él se
abre la posibilidad de conocer un mundo poco explorado, lugares en donde sus
habitantes se limitan al simple hecho de existir, pocos son los que viven, ya
que han caído en un costumbrismo, seres que se conforman con lo poco
o nada obtenido de trabajos irregulares. El narrador describe continuamente
habitaciones oscuras, desordenadas y sucias, lo cual desde mi punto de vista es
un reflejo del alma de sus habitantes, ya que es tan profunda su decadencia y pasividad ante la vida, que se han convertido en muebles que el tiempo va
llenando de polvo sin que sean capaces de sacudirse.
A
pesar de ser una víctima directa de la indiferencia de su madre, Manuel busca
continuamente un resurgir, él a diferencia de las personas con las que vive
busca algo más que esa miseria en la que se ha visto envuelto; ni el tiempo
vivido en el campo con los tíos, ni su breve estadía en la vecindad de doña
Casiana y su posterior traslado a la zapatería lo hacen caer en ese círculo; si
bien por momentos se deja arrastrar por sentimientos de furia, llegando a
golpear a más de uno, en el fondo busca algo más, y eso lo encuentra en casa
del trapero, concretamente en su hija Justa.
Es
este amor infructuoso lo que al final de la obra lo arroja a la calle
pareciendo que por fin se abandonará a un destino lleno de miserias y terminará
por corromperse completamente, pero es precisamente esta noche de tormento cuando ve en paralelo las dos caras de
Madrid. Una, en la cual ha vivido, es la oscura, en la que las drogas, prostitución,
hambre, asesinatos e intereses poco rectos se entremezclan haciendo salir lo
peor de las personas; la otra es la de la luz, esa en la que el trabajo, la
fatiga y la lucha diaria se hacen presentes. Finalmente Manuel se inclina por
la luz, él sabe que salir de la miseria no es fácil, pero prefiere trabajar a
dejarse arrastrar por esos vicios.
La Busca
para mí representa muchas de las verdaderas búsquedas que hace el ser humano a
lo largo de la vida, identidad, familia, hogar, ese discernir hacia qué lado de
la balanza es más conveniente inclinarse, no por comodidad, sino por dignidad.
Por
otra parte considero que se hace una
búsqueda de identidad nacional ya que los personajes no están de acuerdo en la
forma en que se maneja el país, en este sentido podría decirse que España
estaba en oscuridad, dejándose llevar por vicios, pero aún quedaba esperanza de
un resurgir hacia la luz, o al menos esa era la esperanza latente en los
ciudadanos, que como Manuel preferían seguir luchando antes de consumirse y
dejarse arrastrar por lo inevitable.
Ana Cristina Ramírez Morales
Ana Cristina Ramírez Morales
No hay comentarios:
Publicar un comentario