domingo, 18 de marzo de 2012

ANTE EL ESCEPTICISMO

 Y me postro ante una cruz silenciosa, 
ante la inmensa quietud de mis dudas,
 ante el abismo, mi existencia sobra;
 no hay misericordia, sólo luz oscura.

 Mi mente se fragua una paradoja: 
ya no hay absoluto, dice mi cordura 
con un sentir sublime en la memoria; 
 ¡lucha mi alma en su patética abulia!

 La muerte ya ronda a mi frágil miedo, 
en la nada nadea mi esperanza 
divina, y mi fe se pierde en el tiempo. 

Súplicas ya resuenan en la nada, 
dirigidas a un Dios sordo y ciego: 
 ¡Calla señor, tu silencio me mata!

Valeria Villalpando Díaz

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