domingo, 13 de mayo de 2012

LUNA ALBA

Puedes salir sólo si hay luna y barrotes en la ventana.
No sé qué milagro te ha hacho asomarte.
Qué dios tuvo el poder de arrancarte siglos de vejez,
qué canto nuevo alimenta nuestra noche.
Háblame de tus nuevos sueños, Bernarda.
Y las palabras salen con prisa,
casi tropezando entre lengua y mejillas,
mientras veo tu silueta negra, de luto
al oír tu aliento de rumor marino.
Los ojos que apenas resaltan en la noche se mueven sin cesar.
Se nota un mar en movimiento interno, preso entre costas pétreas.
Se mueven ellos ante la novedad de un mundo sin penitencias.
Van, vienen:
luna, el caballo, barrotes,
luna, la tierra, el rosal,
luna, caballo, luna, barrotes, caballo,
luna, tus manos, barrotes, luna,
luna, la nada, luna, manos, rosal,
luna, tierra, barrotes,
luna, manos, barrotes, yo, luna.
Dime más de ese sueño de ti,
vestida de blanco, en un campo de Granada,
bajo el sol más luminoso.
De tu cuello y el viento,
del calor en tu sangre.
Pero en el mismo campo tu esposo,
abandonado, muerto a tiros por alguien,
tal vez por ti.
En la misma tierra tu hija, tal vez muerta por ti.
En el mismo sueño tu vientre, que se va tiñendo de negro.
Y olvidarlo es tu esperanza,
hablando de sacar tu caballo al fin del corral
y salir en fuga,
mientras mi mano va cruzando los barrotes a tu encuentro.
Hablas, hablas como nunca.
Y repentino de la noche un crujido no muy lejos
como de puerta al abrirse o al cerrarse
y saltas del asiento al lado mío,
ocultándote llena de miedo.
El silencio vuelve a tu casa.
De una mano fluye sangre,
la luna sobre el caballo que empieza a andar.
Solo, me voy a morir solo, en un campo de Granada.


PDOA....


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