miércoles, 23 de mayo de 2012


La prisión de los muros blancos
(Reseña de La Casa de Bernarda Alba)

Entre los muros blancos se pasea la libertad, ahogada en penas,
 esperando la noche y sus sombras, ahí, donde por fin se libera.

Seguramente al escuchar el nombre del escritor Federico García Lorca (1898-1936) muchos de nosotros recordaremos la gran fama que como poeta este español ha logrado fraguar, aún después de su temprana muerte; quizás recordaremos algunos versos, o al menos el tema o historia que trata su “Romance de la luna, luna”, el cual es uno de los poemas más conocidos de Lorca.

Sin embargo, pocos saben que la genialidad  de este poeta también llegó a estar presente en el teatro, con obras como: Yerma, Bodas de Sangre, La Zapatera Prodigiosa, entre muchas otras más.

Entre sus múltiples dramas se encuentra La Casa de Bernarda Alba, obra teatral de 1936, a la que dedicaré las siguientes líneas. Este drama se desarrolla, tal como lo dice el título, en la casa de Bernarda Alba, una mujer de sesenta años, la cual tiene cinco hijas (todas con edad suficiente para casarse) y se caracteriza por ser autoritaria, fría y muy conservadora, además de que es una de las personas más ricas e influyentes del pueblo en el que vive. Por esta razón cree, que ningún hombre de ese pueblo merece a sus hijas, por lo que las mantiene aisladas y alejadas del mundo exterior, principalmente del sexo masculino, siendo así como construye, delante de todo el pueblo, una vida intachable y conservadora. Aunque el gobierno dictatorial de Bernarda mantenga controlada a sus hijas, ella no puede mandar en los sentimientos de éstas, las cuales añoran amor y libertad. La represión que ejerce Bernarda sobre sus cinco herederas y los sentimientos tan apasionados que éstas guardan, harán que en la casa de muros blancos se desate una tormenta, la cual  se liberará con la llegada de Pepe el Romano, el prometido de Angustias, la hermana mayor de la familia.

La Casa de Bernarda Alba no solamente muestra al lector una historia entretenida y emocionante, en la que la afrenta silenciosa entre las hermanas por Pepe el Romano, quien es el objeto del deseo, mantendrá la atención, y la tensión, hasta el final, sino también, la obra nos revela el papel de la  mujer española en las primeras décadas del siglo XX, así como una crítica y denuncia a las tradiciones tan conservadoras que aún se mantenían en la sociedad. Cabe mencionar que la obra está cargada de símbolos, los cuales pueden apreciarse en la escenografía y en los personajes, éstos ayudan a remarcar la atmósfera pesada y reprimida que se forja en la casa de Bernarda, así como la caracterización de ésta: un santuario de pureza y obediencia incondicional, que Bernarda cree tener bajo control, sin darse cuenta que por las noches los deseos reprimidos de sus hijas salen a pasear ocultos entre las sombras.

Aunque la obra trate un tema trágico y serio, también se apreciarán momentos cómicos, casi siempre encarnados por los personajes de La Poncia y María Josefa. Sin embargo, en algunas partes de la historia, se notará un exceso de dramatismo, el cual no ofende ni cae en lo burdo, pero sí logra enlazarse perfectamente con la historia y el tema que trata, remarcando con gran intensidad la tragedia que viven las hermanas, a causa de  la autoritaria de su madre.

Ahora bien, si no se tiene la oportunidad de leer o ver escenificado el drama lorquiano, existe una adaptación cinematográfica española de 1987, dirigida por Mario Camus, la cual es bastante fiel al texto original.

La película sólo sufre algunas adaptaciones en el orden de algunos diálogos y momentos de la historia, reajustándolos para recrearlos en otros lugares de la casa, y no sólo en uno de ellos, como se hace en la obra teatral. También se colocan algunas escenas ajenas a la obra inicial, como quehaceres de la vida cotidiana, que ayudan a reforzar la idea de una existencia tediosa y repetitiva en el día, así como escenas nocturnas, las cuales muestran más explícitamente la situación que acontece con Pepe el Romano; estas escenas no perjudican la trama original, y aunque algunas lleguen a considerarse como innecesarias, están ahí para darle una continuidad más lógica a la película.

La Casa de Bernarda Alba es una obra que critica la permanencia de algunas tradiciones y el papel de la mujer en la sociedad, pero también cuenta una lucha entre los deseos de libertad y el poder dictatorial encarnado en el personaje de Bernarda Alba, que finalmente terminará en tragedia.


Valeria Villalpando Díaz

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