jueves, 7 de junio de 2012

Una mirada a la deshumanización del arte



José Ortega y Gasset fue un filósofo español (1883-1955) que entre tantas cuestiones de las que trató se encuentra una en lo particular importante para la literatura y el arte en general. Se trata de La deshumanización del arte e ideas sobre la novela.
Echar un vistazo, sobre todo a lo relacionado con la deshumanización, es darse cuenta de la revolución que sufre el arte y la independencia que logra mediante esta lucha. Éste, desde sus inicios ha estado supeditado a la imitación y a objetivos específicos, sobre todo religiosos, muchas veces poco vistos como expresiones artísticas (lo cual no demerita en lo mínimo el valor de la obra). Pero lo que hace Ortega y Gasset no es impeler al arte a tomar este rumbo subversivo contra el pasado, ésta es más una cuestión cuasi natural y predeterminada por la historia; lo que hace este autor es determinar cierta explicación al fenómeno.
Lo que el arte busca es su libertad, y Ortega y Gasset describe este fenómeno con la analogía de la persona que mira una cosa a través del vidrio de una ventana: el objeto observado no es realmente el que es, sino el que nos presenta la distorsión del vidrio. Y ahí radica el trabajo del artista, representar el objeto en su forma más pura, no como lo vemos, no como la idea que tenemos de esta realidad incierta, sino como la idea en su abstracción.
Otro ejemplo es el de la habitación en que se encuentran un moribundo, su esposa, un médico y un artista. Todos, a excepción del artista, tienen un vínculo estrecho con la situación: el moribundo la vive en carne propia, la esposa siente el dolor de éste, y el médico, a pesar de ser un profesional, está de algún modo relacionado con el hecho. El único ajeno totalmente es el artista, y es el idóneo para retratar el suceso.
Es entonces cuando artista y obra logran la autonomía, y el arte se convierte en el arte por el arte. Y es que este paso era necesario para obtener un estado puro de las expresiones artísticas.
Con la explicación anterior quizá pueda darse una nueva concepción hacia el arte contemporáneo y sus múltiples expresiones que a veces nos parece extrañas o incomprensibles. Es por lo dicho, el arte ya no depende de la realidad como la tenemos presente, o mejor dicho, como la creemos, sino que ha tomado, desde la perspectiva del creador, su lado más natural, su personificación más auténtica.
El arte en realidad ha tomado un rumbo distinto al que solía tomar. Probablemente antes tan sólo se limitaba a ser un desviarse del camino, o simplemente se esforzaba en contradecir a la corriente anterior. Pero ahora se ha transformado por completo. De algún modo también así lo hace patente Hegel en Estética I, cuando habla acerca de las religiones anteriores al cristianismo: éstas trataba de representar a sus deidades con formas conocidas, si creían que su dios era un sol, pues así lo reproducían. En cambio, la religión cristiana tomó el cuerpo humano para representar un dios que nunca han visto, realmente (omitiendo, claro, a Jesús). Es la forma del hombre la que representa a un ser intangible, invisible y es lo mismo que sucede con el arte de hoy: los objetos son ideas, por tanto no pueden ser representadas en su forma sensible, sino que deben representar dicha idea.
Tal vez lo bello como normalmente lo queremos contemplar, desaparezca en estas obras de arte “modernas”. Eso bello que se ha ido estableciendo en los parámetros de nuestra sociedad, desaparece y es difícil contemplarlo. Recuérdese, parafraseando a Ortega y Gasset, el arte es para artistas. El arte se ha cotizado, aún más que antes, y, de algún modo, se vuelve exclusivo de algunos cuántos, ésa es su forma de ganar su autonomía. Pero regresando a lo bello del arte, tal cual quisieran muchos verlo, tómese en cuenta lo que dice Gadamer en La actualidad de lo bello: "La función ontológica de lo bello consiste en cerrar el abismo abierto entre lo ideal y lo real". La belleza, pues, no son esas cuestiones banales que los medios nos han infundido, la sociedad y el tiempo mismos nos han insertado por fuerza.


JBL

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